Analizados en conjunto, estos hallazgos muestran que cuando los niños pequeños colorean en libros con imágenes, éstas les representan en un entorno en el que son poderosos: salvajes, fuertes, imprescindibles, sensatos, maduros, adultos y heroicos; mientras que las niñas colorean imágenes que destacan su pasividad, vulnerabilidad, temor, son infantilizadas y se limitan a lo humano, o, como mucho, pueden aspirar al papel de hadas o sirenas.