“Motomami”, el tercer y último gran álbum de la sensación del pop español de 30 años, un golpe maestro sincrético que combina flamenco, bachata, reggaeton, electro y más, todo sin sonar como el collage de ayer. Es una políglota con una voz paralizante, y produce su música con gran vitalidad y tremendo cuidado, algo que demostró con sudor y lágrimas el lunes, en el Anthem en Washington,postulando su curiosidad como tenacidad, su meticulosidad como virtuosismo.