Muy al principio, la humanidad (que había sido hecha de arcilla y sangre de dioses rebeldes para trabajar como simple mano de obra) se hizo tan numerosa que el ruido de las calles, casas y talleres era insoportable. “El país parecía un toro que bramaba”, se dice en el Atrahasis. Fue entonces cuando Enlil, el señor de los cielos y la tierra, no pudo conciliar el sueño y ordenó que comenzara la plaga. Esta es la historia con la que los antiguos acadios explicaban que todos los males del mundo habían comenzado con la falta de sueño.