Como si de petróleo, silicio o acero se tratara, hoy en día, los datos se han convertido en una «materia prima» de gran utilidad y muy alta demanda. Los datos se recopilan y almacenan de forma masiva para generar grandes bases de información. Estas son empleadas por numerosas compañías para elaborar complejos modelos descriptivos y predictivos que sirven para conocer los intereses de la población, y así, ajustar sus modelos de negocio a la demanda de productos, servicios e incluso de preferencias políticas.