Existe un lloro recurrente en los últimos días entre el empresariado patrio que se autodenomina con palabras sacadas de películas de brokers de Wall Street y flipados de Instagram, como "soñador", "emprendedor", "lobo", "insaciable", "tiburón" y demás adjetivos de crisis de los 40 traumada. Se queja amargamente de no encontrar trabajadores para sus empresas y de que no le laman los pies cuando necesita mano de obra para sus negocios.