Salvar a Ucrania puede haber exorcizado los fantasmas de Múnich, pero Putin no es Hitler; pueden estar creando sin darse cuenta la Weimar 2.0. Cada vez más analistas políticos se preguntan por qué Washington sigue arriesgando la estabilidad política y social de Alemania, eje de la paz y la prosperidad europeas, por Ucrania. Durante un breve periodo de tiempo, a los estadounidenses les pudo parecer que la guerra ofrecía la oportunidad de destrozar la economía rusa, deshacerse de Putin y sus compinches y disciplinar a los europeos díscolos.