Hoy voy a hablar de dónde vienen las semillas de las hortalizas que consumimos diariamente. Las semillas que se cultivan ni caen del cielo, ni los agricultores se pasan horas estrujando tomates para obtenerlas. Provienen de las temidas casas de semillas. En estas empresas, en las que obviamente no trabajan Oompa Loompas, ni crean chocolatinas exóticas, ni meten billetes dorados en sus paquetes, se encargan de que tu tomate de la ensalada tenga esa forma perfecta, ese color exuberante, ese sabor… bueno, un sabor discreto, pero eso es otro tema.