Hay una ilusión muy interesante que es el resultado de combinar vista y oído: cuando algo tocaba sus manos a la vez que escuchaban el impacto de un martillo sobre mármol, los sujetos del experimento llegaron a sentir que sus brazos eran de piedra. En un experimento previo, el de la ilusión de la mano de goma, publicado en 1998 por los psicólogos Mateo Botvinick y Jonathan Cohen, los sujetos se sientan con un antebrazo apoyado en la mesa oculto a la vista, mientras que se muestra, en paralelo, un brazo de goma: