Si los magistrados del Supremo quieren hacer política, que se presenten a las elecciones. Si prefieren hacer las normas a aplicarlas, que se presenten a las elecciones. Si quieren imponernos su modo de pensar, que se presenten a las elecciones. Si tanto les gustan las corridas -de toros al menos- que vayan a una y salten al ruedo. Pero que dejen de usar de una vez sus poderes constitucionales para torear a los poderes democráticos y embestirnos con sus rancias convicciones.