A partir de mañana no se pueden juntar más de dos personas que no vivan juntas al aire libre, ni pueden estar en una vivienda personas que no son del mismo núcleo familiar, cuestión que milagrosamente no afecta al interior de las aulas, ni a los patios, pues deben de ser lugares inmaculados donde los virus se inactivan por algún fénomeno de índole divina y en los que juntar a 26 personas bajo un techo, cada uno de un hogar diferente, no supone ningún riesgo. Las aulas siguen siendo seguras por una cuestión de fe, no por ningún criterio científi