Salt Bae tocó techo en el arte de la escalada social durante el Mundial de Qatar. Trabaja su propio muro cutre de capital simbólico, pero a nivel planetario. Infantino, Messi, Neymar y sigue al pie de la letra el pequeño manual del trepa impecable, cuyo primer dogma es: piensa solo en los que son realmente grandes. No hay que hacerse amigo del subsecretario de la FIFA para Oriente Medio, ni del cuarto árbitro del Brasil-Croacia. Hay que hacerse amigo del jefe de todo esto. El marco, sí, lo pone Instagram.