Hoy empieza oficialmente el último mes de vacaciones decente que tienen los docentes. Agosto se disfruta. Agosto se estruja. Y la verdad que, salvo tropiezos de última hora, pinta bien. Tener tiempo siempre pinta bien. Poder seguir escribiendo, trabajar en proyectos “que te apetecen y en los que nadie te marca tiempos” o, simplemente vegetar horas viendo el mar, dando un voltio por el monte, amén de disfrutar de la gastronomía o del bricolaje voluntario está muy bien.