La Secretaría de Defensa Nacional (Sedena), encantada, no compró uno, sino más de 700. Una ganga, debieron haber pensado, pues cada uno de ellos costó entre 20 y 38 mil dólares. La fiebre se esparció rápidamente en 2007 y 2008, años particularmente álgidos en materia de seguridad. Así, Defensa Nacional no fue la única instancia en adquirir los "modernos aparatos"; le siguieron la Marina, la Procuraduría General de la República, gobiernos estatales de Colima, Guanajuato, Estado de México, Sinaloa, Hidalgo, entre otros.