Me temo –es un decir, porque me alegro de ello– que no degusto la misma fruta que la presidenta Díaz Ayuso. Frivolizar como una adolescente con un insulto grave y profundamente machista e hiriente, siendo toda una presidenta, no es de recibo. Le “gusta la fruta”. Vaya. Yo podría decir no que Ayuso es corrupta, sino, no sé, que “es abrupta”. O no que es facha, sino que “está en racha”.