Con Vigo de primera escala a la ida y A Coruña como última parada a la vuelta, la despedida del Saga Rose, uno de los últimos trasatlánticos de corte clásico que aún surcaban los mares, tiene aroma galaico. El buque, botado hace 44 años hizo su primera travesía en los océanos entre Oslo y Nueva York. Permaneció atracado toda la jornada de ayer en A Coruña antes emprender, anoche, su última travesía, de regreso a su puerto base de Southampton, donde aún no se sabe si le espera el desguace o su reconversión en hotel flotante.