Esta es una de esas historias que, por muy absurda, estúpida y descabellada que parezca, es completamente real. Es una de esas bobadas excelsas, tremendas y absolutas nacidas del movimiento conservador americano que uno cree que son una parodia hasta que contemplas, horrorizado, que son completamente reales. Es un ejemplo a gran escala de la ley de Poe, con la delirante, increíble realización que no es el resultado de cuatro chiflados en las regiones más idiotas de internet diciendo burradas, sino que implica directamente (...)