Julie Henry recibió una llamada de quien se identificó como Kera O'Reilly, agente del FBI. Le dijo que querían hablar con ella sobre una denuncia de acoso sexual que había escrito en las redes sociales en el contexto del movimiento
#MeToo, lo cual era extraño dado que el gobierno federal no tiene jurisdicción sobre el acoso sexual. Resulta que el denunciado por Henry era Rod Coronado, un eco-anarquista condenado por delitos medioambientales, que sí son competencia federal. El FBI quería que se convirtiese en informante contra Coronado.