El mes pasado, Scientific American informaba de una noticia de esas que, a pesar de su trascendencia, no reciben una excesiva atención por parte de los medios y del público en general: en los Estados Unidos está a punto de ser aprobada una normativa según la cual los experimentos científicos realizados con cefalópodos (pulpos, calamares, sepias… ) deberán obtener el visto bueno de un comité ético que garantice que no se les someterá a sufrimientos innecesarios. Exactamente igual que viene haciéndose desde hace ya tiempo con los simios