En el siglo XV, las crónicas ya glosaban los primores de la carne valenciana. En 1495, «el archivero municipal ya hablaba de las carnicerías de Requena». Y a Miguel García, miembro del Consejo Regulador del Embutido de Requena, se le hincha el pecho. Aunque acto seguido bufa al recordar el dictamen de la Organización Mundial de la Salud. «Mira, si eso que dicen fuera verdad, aquí no quedábamos ni uno vivo. Porque eso de los 50 gramos máximos diario, eso es una longaniza. Y aquí se toma embutido cada día.