Yo misma era un niña con disforia de género que prefería los camiones y los juegos Mecano a los hornos Easy-Bake. Detestaba ser mujer y todos sus adornos. Sin embargo, cuando yo era niña en la década de 1980, el concepto de ayudar a los niños en la transición a otro sexo era completamente desconocido. Mis padres me permitieron usar ropa de niño y afeitarme la cabeza, vivir como una niña que, por lo demás, se veía y se comportaba como un niño. Superé mi disforia al final de mi adolescencia. Mirando hacia atrás, estoy agradecida por el apoyo...