La ferretería Torres de Carabanchel echó a andar en 1959 vendiendo tornillos en una calle estrecha de aceras mínimas. Con los años se especializó en bombillas, focos e iluminación en general, pero el cartel se mantuvo, por tradición. Se trata de un comercio de los de toda la vida, de trato cercano y cortesía clásica, regentado por tres generaciones de una familia y en el que sigue despachando ocasionalmente Alberto Torres, de 80 años. “Cuando usted quiera señora, y felices fiestas”, despedía estas navidades don Alberto a las clientas, efusivo,