Según la legislación vigente, los premios obtenidos en concursos televisivos están sujetos a una retención del 19%, tal como lo establece el artículo 104.7. Además, estos premios deben ser declarados en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), ya que se consideran ganancias patrimoniales y deben incluirse en la base imponible general. En el caso de Óscar Díaz y su premio de 1.816.000 euros, la cantidad que deberá abonar a Hacienda asciende a 345.040 euros, dejando un premio "limpio" de 1.471.000 euros para el ganador.