Jaimie Henderson se empezó a interesar por las personas que pierden la capacidad de comunicarse desde muy pequeño. En una presentación por videollamada de su última investigación en este campo, el investigador de la Universidad Stanford (EE UU) recuerda ahora que, cuando tenía cinco años, su padre sufrió un accidente de tráfico muy grave. “Él seguía contando chistes, y yo me reía de sus bromas, pero no le entendía porque su capacidad de hablar estaba muy dañada”, dijo. Eso le llevó a estudiar cómo codifican el movimiento y el habla las neuronas