No sé si recordaréis esa historia de hará cosa de un año sobre la guerra legal abierta entre Ron DeSantis, gobernador de Florida, y Disney, la empresa de entretenimiento más popular del mundo y mayor empleador del estado. La historia, contada en breve, es que Disney osó criticar en voz alta una ley que el gobernador había impulsado sobre educación (“don´t say gay”) en una de esas inacabables cruzadas culturales republicanas. Indignado, DeSantis respondió aprobando una ley que eliminaría el distrito fiscal especial donde (...)