El pintor se sinceró con el entonces director de este periódico, Luis María Ansón, en enero de 1989, en una charla en la que desplegó todo su ingenio, locura, inteligencia y sarcasmo por última vez «Desengáñese, Anson, Rusia no tiene otra salida que la Monarquía». Estas fueron sus primeras palabras cuando entré en la habitación. La luz del atardecer se derramaba a chorros por el balcón de la izquierda. Dalí, disfrazado de fantasma, estaba sentado al fondo en un sillón incierto entre ropajes blancos. La cama, a la derecha, era un sepulcro en pen