Este fin de semana, en Baja California, fuerzas federales enfrentaron una realidad casi idéntica a la que sucedió con el hijo de El Chapo Guzmán en Culiacán el 17 de octubre: realizaron un operativo para detener a presuntos delincuentes, los detuvieron, tomaron control de sus propiedades, el cártel reaccionó con furia, sus leales rodearon a los uniformados y éstos terminaron por ceder: devolvieron al detenido, soltaron control de las propiedades y se fueron del lugar.