Durante la época romana el transporte terrestre era lento y caro. En cambio el transporte marítimo y fluvial, era más rápido y más barato. En la Antigüedad, muchos ríos como el Iberus (Ebro), el Durius (Duero), el Tagus (Tajo), el Anas (Guadiana), el Minius (Miño), el Limia (Limia), el Callipus (Sados), etc., fueron, en mayor o menor grado, corrientes navegables, tal como lo testimonian Estrabón, Plinio y Apiano. El Guadalquivir, llamado Baetis por los romanos, es conocido desde muy antiguo como vía fluvial de una rica región.