Los profesionales del ámbito de las drogas y los medios de comunicación debemos evitar las simplificaciones, los alarmismos y los mensajes no contrastados. De lo contrario, corremos el riesgo de perder prestigio y credibilidad, sobre todo ante los consumidores, efectivos o potenciales, que acudan a nosotros para buscar información o asesoramiento sobre los efectos de las sustancias.