Desde las tres de la mañana, el encefalograma de Franco aparecía plano. A las 3.35 horas, su ayudante militar, Antonio Galbis, se encuentra con el doctor Pozuelo, que sale de la UVI y le dice: «Franco ha muerto». Poco después, sale Vital Aza, que añade: «El masaje cardíaco no ha servido para nada». Galbis llama entonces a los jefes de las casas Civil y Militar, dándoles la contraseña: «¡Mi general, ya!». Ambos necesitaban una hora de plazo para preparar el aparato de transmisión de la muerte del Caudillo