Hace un mes, Rafael Carmona, un vendedor ambulante de Cartagena, de 50 años, fue invitado a un colegio bilingüe de su pueblo natal, San Juan Nepomuceno (Bolívar), para que sirviera de ejemplo a los jóvenes, que tienen dificultades con la lengua extranjera. "Fíjese en su perfecta pronunciación, la conjugación de los verbos y el manejo de los tiempos", dijo la profesora Catherine Cervantes, admirada. Lo más curioso, agregó, es que Carmona no sabe leer ni escribir en español. Los alumnos aplaudieron