A mediados de los años 80, muchos jóvenes españoles necesitaban identificarse con alguna de las numerosas tribus urbanas que pululaban en nuestra sociedad. Mods, rockers, heavies, siniestros, pijos… eran algunos de los grupos con los que los entonces adolescentes se reconocían. La música era el hilo conductor y, junto a ella, una vestimenta adecuada y, sobre todo, una postura ante la vida. Cuatro décadas más tarde parece que la sexualidad ha sustituido a las notas musicales...