Si el Comité Olímpico Internacional (COI) hubiera elegido a Madrid en vez de a Tokio para los Juegos del 2020 no solo tendría que haber aplazado, sino, peor aún, habría tenido que seguir invirtiendo y gastando en el otoño y en el invierno próximos, unos meses, los que seguirán al paso de la pandemia del coronavirus, de depresión moral y de segura recesión económica. La organización de Madrid debería, además, aceptar una importante reducción de ingresos, menos visitantes, menor gasto en viajes, hoteles...