La historia de las guerras judiciales por el aborto en EE.UU se inicia formalmente en 1973, con la sentencia Roe v. Wade, en la que, por una mayoría de 7-2, el Tribunal Supremo decidió que la Constitución protegía (con matices) el derecho de una mujer a acogerse a un aborto. La cuestión del aborto, a principios de los 70, no dividía a los norteamericanos en base a su afiliación política. De los 7 jueces que votaron a favor de Roe v. Wade, 5 habían nombrados por Presidentes republicanos y 2 por demócratas.