Una mañana de invierno en la fría Rusia de 1891, el químico Aleksander Dianin experimentó condensando dos ingredientes: acetona y unas sustancias orgánicas llamadas fenoles. Uno de los productos que obtuvo fue el bisfenol A (BPA), que para ser exactos, combina dos moléculas de fenol y una de acetona. Rápidamente, grandes multinacionales como Bayer o General Electrics empezaron a fabricar con él desde bolsas hasta carrocerías para coches.