El 11 de febrero de 2007, los portugueses decidieron en plebiscito que las mujeres deberían tener el derecho de abortar libremente, por elección propia, hasta la décima semana de embarazo, en condiciones de seguridad y en un establecimiento de salud autorizado. A tres años de la despenalización, el número de cirugías no ha aumentado y, lo que es más importante, ninguna mujer ha muerto en el quirófano durante procedimientos clandestinos. Artículo en portugués.