Las sesiones privadas, o en incógnito, no sirven; el tráfico de la mayoría de webs porno circula sin encriptar, hay tantas cookies de terceros como en las páginas normales, no hay ni siquiera políticas de privacidad en más del 80% de páginas porno, usan sofisticadas herramientas de rastreo que se comunican con dominios remotos y desconocidos y hasta los gigantes Google y Facebook, que dicen no estar en ese mundo, están.