Charles Darwin consideraba que el fuego era el mayor descubrimiento de la humanidad, a excepción del lenguaje. El fuego proporcionó a los primeros humanos una fuente de calor y de luz, una herramienta con la que alargar las horas del día, protegerse de los depredadores, fabricar mejores herramientas y dispersarse por todo el planeta, incluso hacia gélidos parajes y altas latitudes. Y sobre todo, fue esencial para transformar nuestra alimentación.