Suelen buscar su hábitat en agrupaciones, asociaciones, partidos políticos… cualquier tipo de grupo, más o menos numeroso, en el que puedan dar rienda suelta a su charlatanería, a su naturaleza cizañera y a su necesidad de integración. Son esos mediocres, envidiosos, amargados, acomplejados, esos que no suelen hacer nada de provecho pero se dedican a boicotear cuanto hacen los demás. Los identificarás enseguida, porque, aunque a veces intentan disimular con palabras vacías, nunca tienen un ‘gracias” ni una palabra amable.