Hace unos meses conocí a Yaber, un camionero árabe que trabaja en Israel encargado de traernos el pan cada mañana. Yaber es un hombre reservado, sólo dice lo que tiene que decir para hacer bien su trabajo, saluda cordialmente y se va para volver al otro día. Recuerdo que el día siguiente a las elecciones me acerqué a él y le hice, con mi genial sentido de la oportunidad, una pregunta algo desubicada. - Yaber, ¿cómo estás? ¿Votaste ayer en las elecciones? - Le pregunté.