“Tengo miedo. Más miedo del que he tenido en toda mi vida”, explica Ali, un intérprete afgano que colaboró durante tres años con la misión española en Bagdhis, cerca de la ciudad de Herat. Da un nombre falso por temor a que los talibanes le identifiquen y asesinen. Está en Kabul, escondido, a la espera de que las autoridades españolas confirmen día y hora para un vuelo que le debe sacar a él y a cinco miembros de su familia de Afganistán. Ha ido al aeropuerto de Kabul varias veces en los últimos días, pero no ha conseguido acceder.