El hidroducto, presentado el pasado diciembre a bombo y platillo por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con la bendición de Alemania y la Comisión Europea, se encuentra ahora en entredicho por las discrepancias a ambos lados de los Pirineos. España defiende que solo envíe hidrógeno verde, procedente de energías renovables, desde el sur hacia el norte; Francia, en cambio, aboga por que también circule el llamado hidrógeno rosa, que permitiría aprovechar la excepcional planta nuclear del país, y que el flujo transcurra en ambas direccione