La renaturalización del tramo urbano del Manzanares supuso la vuelta de la vida a un río hasta entonces casi muerto. Ahora sus aguas fluyen limpias, y en sus islas y orillas crece un bosque de ribera autóctono bien desarrollado, que alberga una fauna cada vez más rica y variada (se ha detectado la presencia 121 especies de aves). Una actuación exitosa a nivel nacional, e incluso internacional pero la iluminación nocturna del cauce, de sus islas y orillas, donde encuentra refugio la fauna, si produciría importantes afecciones ambientales.