Todos los cohetes funcionan mediante propulsión química (y, siendo más concretos, una selección bastante limitada de propelentes químicos). Hay otros sistemas de propulsión para alcanzar la órbita, que bien sea por motivos presupuestarios, bien por motivos tecnológicos o políticos, no han logrado imponerse como alternativa a la propulsión química. Pero de tanto en cuanto, aparece alguna iniciativa que quiere destronar el reinado de la propulsión química. Una de las que más revuelo ha causado es SpinLaunch (...)