Cuando no me ocupaba de deportes y escribía reportajes, de sociedad, de sucesos, en ocasiones me preguntaba por los resortes del miedo. Por qué muchas personas que sufrían no denunciaban antes situaciones que después se les iban de las manos. Poco a poco, entendí que cada uno impone el confín que quiere a su miedo. Viene al caso porque el miedo es el protagonista de la historia deportiva de la semana. Las 15, ya 16, nadadoras que denunciaron los malos tratos psicológicos y las vejaciones de la ex seleccionadora de sincronizada Anna Tarrés.