Dalila vive en una contradicción. Se define ante todo como mujer gitana, amante de su pueblo y tradiciones, y por ello se viste como gitana, vive en colectivo como los gitanos y habla su idioma, el romanés. Pero (...) es ingeniera industrial, ha trabajado para la administración de Colombia, y el consejo de patriarcas de su comunidad, una institución vedada a las mujeres, no toma algunas decisiones sin antes consultarle a ella. “Yo siempre hago lo que me da la gana”, asegura.