Se muere su majestad el rey de España y Santander, Emilio Botín, creador del cielo y la tierra, de todo lo visible y lo invisible, y llega una nueva Diada independentista, dos hechos que parece que no tienen nada que ver y sin embargo representan los dos mundos en los que se divide este país: la minoría que decide frente a la ciudadanía que ni pincha ni corta. Botín es el símbolo del régimen para el que la democracia es un decorado. La Diada, aunque monopolizada por el soberanismo catalán, es también un clamor que pide más democracia