“Nos declaramos inocentes ante la mentira de que hemos deseado algún tipo de mal al Papa Francisco o nos hemos apartado de la comunión con él”, volvió a subrayar Delgado. “Es mentira, pero la mentira es el arma del diablo (…) en este falso mundo es en el que vivimos”. “Nuestros nombres han sido injuriados”, añadió, asegurando que “tenemos temores fundados de que si persistimos en el empeño de resistir, los enemigos puedan cobrarse la presa de nuestro sacerdocio”, algo que, asegura, no pueden permitir.