Hemos alcanzado el límite en el que no podemos seguir guardando silencio (si es que alguna vez lo hemos guardado) ante las medidas que con cada vez más virulencia los estados de todo el mundo imponen en el marco de la pandemia de la COVID-19. Durante las últimas semanas hemos visto cómo primero en Francia, no sin resistencias y oposición, el gobierno de Macron ha impuesto una nueva ley que hace obligatoria la vacunación para todo el personal médico y, además, introduce el uso de un pasaporte sanitario que certifique estar al día...