"He dicho ya varias veces que el Bernstein de los años sesenta, salvo unas cuantas excepciones -bastante notables, por cierto-, no es santo de mi devoción: este disco es un fiel reflejo de ello [...] Pero como afortunadamente la mayor parte del disco lo ocupa la Quinta, estamos ante una de esas opciones de compra indispensables. Bernstein acierta de lleno en esta obra porque, sencillamente, se la cree desde la primera hasta la última nota, y [...] cuando le sucedía esto con alguna música, era imparable" (Pedro Glez. Mira, Ritmo nº645, VII-1993)