Hay que combatir el fascismo, con todas nuestras fuerzas,pero no solo para frenarlo en las próximas elecciones,sino para frenar su conquista (¿reconquista?) de espacios,discursos y cerebros. El mediocre Abascal no será nuestro Bolsonaro,pero acabaremos encontrando un Bolsonaro si medimos nuestra resistencia en el rédito electoral inmediato y nos andamos con melindres tácticos. Hay que desenmascarar toda forma de fascismo,neofranquismo,racismo y regresión antidemocrática.Y si el precio a pagar por cada gesto,palabra o acción antifascista son..